El yacimiento arqueológico de Dolianí es un antiguo poblamiento fortificado, construido en la cima de una empinada colina, cerca del río Kalamás. Se trata de una localización de importancia estratégica que aseguraba el control de la región.
El poblado coincide con el de Fanotí, ciudad de la tribu tesprota de los fanoteos, que de acuerdo con los historiadores repelió el asedio romano del 169 a. C., pero les fue entregado un año más tarde.
Probablemente se fundó en la segunda mitad del siglo IV a. C., aunque los hallazgos dan fe de la existencia de poblamiento organizado al menos desde finales del siglo VI a. C.
Se superpone una fortificación imponente, con torres a intervalos, que rodeaban la antigua ciudad y hoy en día siguen impresionando al visitante.
Los romanos destruyeron una parte de los muros el 168 a. C., momento en que buena parte de la ciudad se abandonó. Con todo, no todos se fueron, por lo que siguió habitada.
En época bizantina probablemente se construyó la torre de dos pisos en la parte más elevada de la población y la pequeña iglesia bizantina sobre la torre occidental de la fortificación antigua.