El oráculo de los muertos o necromancio más famoso del mundo griego antiguo se encuentra cerca de las orillas del lago Aquerusia, en el punto donde confluyen los ríos del Hades, el Aqueronte y el Cocito.
En las fuentes antiguas esta ubicación se describe como punto de paso de los muertos al Hades y Éfira, ciudad que se encuentra algo más al norte, se relaciona con el antiquísimo culto a la divinidad del más allá.
En el oráculo de los muertos los fieles iban para encontrarse con las almas de los muertos, que una vez liberados de los cuerpos adquirían la capacidad de predecir el futuro.
La primera mención del oráculo de los muertos la hizo Homero en la Odisea, cuando Circe aconseja a Ulises que se encuentre en el Inframundo con el vidente ciego Tiresias y le pida un oráculo sobre su regreso a casa.
Los primeros usos de la colina donde se alza el oráculo de los muertos data de época micénica (siglos XIV-XIII a. C.).
Los restos que se conservan datan de época helenística. El santuario con dicha distribución funcionó durante dos siglos sin pausa.
Tas la conquista romana de Macedonia en 167 a. C. fue incendiado y dejó de funcionar. En el siglo I a. C. la llanura del Aqueronte se repobló con colonos romanos.